MARÍA UNGE A JESÚS (Juan 12:1-11)
Faltaban sólo 6 días para que el Señor Jesucristo fuera crucificado y sus amigos de Betania decidieron agasajarlo con una cena en su honor. Marta servía, como de costumbre; Lázaro el resucitado estaba a la mesa con Jesús y sus discípulos. y María, la hermana de Marta y Lázaro… ¿dónde estaba María? Ella estaba buscando un perfume muy costoso para derramarlo sobre su Señor y Salvador a fin de preparar su cuerpo para la sepultura.
Ciertamente este fue un incidente extraordinario, y el Señor aquí indicó que lo que ella hizo mostraba que ella se había identificado con Su muerte. Sin embargo, los apóstoles no comprendieron el verdadero sentido de este acontecimiento. Ella comprendió que Jesús iba a morir por los pecados del mundo, y le ungió de antemano. Mateo registró en su evangelio, que el Señor dijo que dondequiera que se predicara el evangelio, este episodio sería contado, y así lo fue. Aun hoy, en todo el mundo, la maravillosa fragancia de su gesto es inspiradora para todos los creyentes.
En el relato bíblico encontramos a Lázaro regocijándose de una maravillosa comunión con el Señor Jesucristo. María se encontraba a los pies del Salvador, creciendo en su conocimiento espiritual de Cristo. Y vemos a Marta sirviendo a los demás, preparando la comida. Servir era su deleite y lo estaba ejercitando. Esto nos trae una hermosa enseñanza: que hay tres aspectos fundamentales en la iglesia cristiana actual: Lázaro resucitado nos recuerda la nueva vida en Cristo, María, la adoración y Marta, el servicio. Este hogar de Betania debiera ser hoy una imagen real en cada hogar cristiano e iglesia cristiana local.
María ungió los pies de Jesús con perfume de nardo puro, el cual era de un precio muy elevado, y los enjugó con sus cabellos. Algunos creen que esta es la misma historia de la ramera que lavó los pies de Jesús. Pero éste es un suceso totalmente diferente y el relato bíblico nos habla de personas distintas. La ramera había lavado los pies de Jesús con sus lágrimas y, además, el resto del incidente es diferente. Lo único que fue igual en los dos casos, es que las dos mujeres enjugaron Sus pies con sus cabellos. Y la fragancia del perfume llenó la casa. ¡Qué placentero, dulce y deleitable debió haber sido aquel aroma!
Judas Iscariote advirtió que era un desperdicio verter el frasco. En aquel entonces, trescientos denarios equivaldrían más o menos al salario anual de un obrero. El nardo puro era demasiado costoso para que María lo emplease en ella misma y, por lo tanto, lo derramó sobre Jesús. Estimado amigo, si tan solo aprendiéramos a sentarnos a los pies del Señor en oración y meditar en su palabra, nosotros también le daríamos más a Él. María había guardado este precioso perfume en un frasco de alabastro. En aquellos tiempos, el nardo sólo crecía en la India, en la región de los montes Himalaya, y por eso era un perfume tan caro. Posiblemente lo tenía guardado para que cuando ella muriera, pudiera ser usado sobre su cuerpo. Pero prefirió derramarlo sobre los pies de Jesús. Ésta era una expresión de afecto, de adoración, y de apego total a la persona de Cristo. ¡Qué diferencia encontramos aquí ente ella y Judas Iscariote.
María dio una señal de rendición a Cristo, quien le había dado verdaderas muestras de su amor por ella y su familia. Así nosotros también derramemos el ungüento de nuestros mejores afectos sobre EL. ¿Lo harás tú también? ¿derramarás el nardo que hay en ti, tu posesión más valiosa, tus logros, tus sueños más anhelados, verterás tu corazón, le darás tu vida entera como ofrenda de amor al que lo dio todo por ti en la cruz del Calvario? "Fui quebrantado por amor a ti Cristo, mi precioso tesoro por ti derramé. Fui quebrantado y ofrecido a tus pies en dulce abandono ver que mi vida por ti derramé. Tu quebrantado porque tanto me amas, precioso tesoro vertido por mí en dulce abandono, Cristo tu vida derramaste por mí, que mi vida sea derramada...por Ti." Amén.